Alfonso Castillo Garzón
Defensor de los derechos humanos
La solicitud por un grupo de alcaldes y la gobernadora del Valle del Cauca a la UNESCO de declarar la región como “paisaje cultural azucarero” en en el marco de la realización de la COP 16 en la ciudad de Cali, resulta en todo caso, un contrasentido, si se habla de protección y cuidado del medio ambiente, y es a todas luces es inaceptable.
| Ilustración: Angie Pik. Fundación Vorágine |
El cultivo de la caña de azúcar en el Valle del cauca, es un claro reflejo de la explotación abusiva que terratenientes han desarrollado durante casi 400 años, tanto de la mano de obra sometida a explotación laboral abusiva, como del medio ambiente el cual fue devastado, convirtiendo una selva húmeda tropical, en un desierto verde, que además hace uso abusivo de las aguas del valle geográfico del río Cauca.
Una solicitud de este tipo, solo es el reflejo de la manera en que estas clases económicas señoriales, han entendido, que el poder político y económico, es para ampliar sus privilegios, lo han hecho durante varias décadas, primero como dueños de haciendas adquiridas a través del despojo, a comunidades indígenas y campesinas asentadas en el valle geográfico del río cauca, valiéndose del trabajo en mano de obra esclava desarrollaron las primeras plantaciones de caña de azúcar y lentamente fueron transformando el paisaje geográfico y ambiental del territorio, suprimiendo los cultivos de pan coger, imponiendo una economía sustentada en el monocultivo de la caña de azúcar.
A partir de 1950 y con la instalación de un modelo de violencia, disfrazada de violencia política las principales familias asociadas a la élite vallecaucana, instalaron un dispositivo a través del cual completaron el despojo de familias campesinas en el centro del Valle del cauca y consolidaron un modelo económico agroindustrial, que les permitió también instalarse en importantes posiciones en el poder político central y regional, desde el cual legislaron para favorecer auxilios económicos que expandieron su poder, que además le sirvió para garantizar la impunidad de los crímenes cometidos en el marco de la denominada violencia de los años 50.
Esta solicitud que hacen familias poderosas vinculadas a los ingenios azucareros, a través de los alcaldes de algunas ciudades del Valle del Cauca y su gobernadora, no tiene en cuenta que lo que denominan paisaje “cultural” azucarero es también la historia de formas violentas de explotación laboral en las que la precarización, la contratación a “destajo”, la ausencia reconocimiento de derechos laborales e incluso el asesinato y masacre de trabajadores, como la ocurrida el 27 de agosto de 1959 en el municipio de Restrepo Valle, donde fueron asesinadas 20 personas, además de los asesinatos ocurridos durante manifestaciones en el mes de agosto y septiembre, impulsadas por los trabajadores de los ingenios azucareros durante el año 1959, cuando reclamaban mejores condiciones laborales.
Durante ese periodo, las élites vallecaucanas convirtieron los ingenios azucareros en cuarteles, donde se entrenaban y atrincheraron los denominados “pájaros” que en cuadrillas salían a distintas veredas en el centro del valle, para cometer las masacres, en la conocida época de la “violencia”, que terminó por la apropiación ilegal de las tierras pertenecientes a familias minifundistas, que obligados a huir de la violencia, tuvieron que vender o abandonar sus tierras, para que luego terminarán siendo propiedad de “prestantes” familias vallecaucana vinculadas a la industria de la caña de azúcar, entre las que se “destacan” miembros de los partidos tradicionales y vinculados al gobierno central y regional, como las familias: Caicedo, Cabal, Valencia, Eder, Holguin, Calero, Garces, todos ellos con importantes posiciones en el sector industrial, comercial, y algunos con importantes posiciones en el poder ejecutivo.
Esta situación de explotación no ha terminado, así se evidenció durante las jornadas de movilización y huelga de los trabajadores de la industria de la caña de azúcar en el Valle del Cauca “...el 15 de septiembre de 2008; a las 4 de la mañana, 10000 corteros de caña vinculados a esta actividad por intermedio de las CTA en 13 ingenios azucareros del valle del río Cauca iniciaron una asamblea permanente con cese de actividades en protesta por las precarias condiciones laborales en que se encontraban, bloqueando la entrada de las plantaciones azucareras”
Aparte de esta política de explotación y despojo promovida por las élites vallecaucanas, vinculadas al negocio del monocultivo de la caña de azúcar, también hace falta reseñar brevemente los grandes perjuicios que provoca la explotación de caña de azúcar en el ecosistema vallecaucano, que como se ha indicado, en medio siglo ha visto cómo se transforma el paisaje ecológico del territorio, convirtiendo lo que antes fuera un paisaje repleto de árboles frondosos en un territorio sin vegetación más allá de gigantescas extensiones de caña.
De esta manera los daños provocados al ecosistema se pueden resumir de la siguiente manera, de acuerdo a lo que han indicado los estudiosos del tema.
Los ingenios azucareros han acaparado para el cultivo las fuentes de agua potable “La huella hídrica de la caña es de las más altas de los cultivos en Colombia. Por cada tonelada producida se usa el triple de agua que en el cultivo de maíz. En Colombia los permisos para captar agua los administra la autoridad ambiental, en el caso del Valle, la CVC. Y es necesario recordar que esta entidad fue creada justamente por los empresarios de la caña azúcar en los años 50. “La mayor parte de las concesiones de agua del departamento, más o menos el 70% del agua superficial y el 90% del agua subterránea, son para caña de azúcar”, dice Pérez.”. Lo que convierte a la industria del monocultivo de la caña en el gran acaparador de las fuentes hídricas en el departamento.
Adicionalmente es necesario considerar las grandes afectaciones a la calidad del aire producto de las quemas que los empresarios de La caña adelantan en época de cosecha para abaratar los costos de transporte de La caña, hasta el ingenio “...la consecuencia más grave de la quema de caña de azúcar es el impacto en la salud de los habitantes de los municipios cercanos a los cultivos. El humo y las cenizas, llamadas ‘pavesa’ por los lugareños, generan graves afecciones respiratorias sobre todo en los niños y los ancianos”.
“Dedicar toda la tierra disponible a la caña azucarera genera los conflictos habituales de cualquier monocultivo: las luchas por el agua, la presión sobre la economía campesina familiar y el impacto sobre la soberanía alimentaria de la región. Pero aquí la peculiaridad son los efectos derivados de las quemas y de la fumigación aérea con glifosato, un químico también utilizado en el pasado por el Gobierno para matar las matas de coca. El glifosato favorece la maduración de la caña, pero también acaba con el resto de cultivos sobre los que cae arrastrado por el viento.
En este sentido hace falta, que el gobierno del cambio en cabeza de la ministra del medio ambiente, no permita que estos empresarios que han dañado al medio ambiente y violado los derechos de los y las trabajadoras de la industria de la caña, ahora se salgan con la suya, tratando de sacar un provecho político y económico con la declaratoria de paisaje cultural, para también desarrollar el negocio del “ecoturismo”. Igualmente es importante que en las deliberaciones de la COP divergente que se realizará por parte de las organizaciones sociales, en Cali también se tenga en cuenta el rechazo a esta pretensión de esta élite vallecaucana, profundamente anclada a un pasado colonial y violento.
Es un completo absurdo, pero así se ha gobernado este país, donde las élites han colocado por delante de toda lógica, sus intereses económicos, como lo pretenden hacerlo ahora, la COP 16 es un evento que procura colocar en el centro del debate político mundial las medidas que deben adoptar los estados, para la protección del medio ambiente en esta batalla en la que el presidente Gustavo Petro ha sido líder mundial contra el cambio climático. Por esta razón este evento tiene que ser apropiado por el movimiento social y popular y no permitir que de nuevo las élites que controlan los poderes políticos y económicos saquen provecho de esta iniciativa.
Bogotá, 12 de septiembre de 2024.
Muy oportuno artículo contra la viveza de los ingeniosos dueños de los ingenios y otros latifundios
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