Alfonso Castillo Garzon
Defensor de Derechos Humanos
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Los inesperados e impactantes
resultados del plebiscito del 2 de octubre, han provocado una verdadera crisis
política en el país, al punto de generar incertidumbre sobre el futuro del
proceso de diálogo con las Insurgencias, tanto de las FARC como del ELN, pero sobre todo gran desilusión en una buena
parte de la población Colombiana que había sembrado la esperanza en que este
momento daba para pensar en el comienzo del fin de la larga y cruenta guerra
de 60 años por todos y todas sufrida.
Más allá de esta situación,
debemos profundizar en la reflexiones sobre este momento a fin de sacar las
lecciones que permitan corregir los errores y potenciar los aciertos, dados en
el desarrollo de la campaña que acaba de culminar
Comparto algunas inquietudes sobre
el triunfo del NO.
1.
Los promotores del SÍ pecamos de exceso de triunfalismo
y confianza en la segura victoria, quizá animados en la tesis peregrina, de una
campaña promovida por el gobierno y los partidarios del mismo ya tenía las
mayorías aseguradas, sin embargo, cierto fue, que ni el gobierno, ni la cúpula
de poder, hicieron campaña, no movieron sus clientelas y maquinarias, sólo se
dedicaron a figurar en grandes eventos y posar para las entrevistas, mientras
sus bases clamaban por explicaciones sobre el acuerdo, en muchos casos, la
gente bajo la guardia y dejó de hacer campaña puerta a puerta y aún faltó mover
mucho más las redes sociales en favor de la necesidad de poner fin a la guerra.
2.
Nos faltó comprender el carácter “especial” de este
tipo de campanas, que no promovía un individuo a un cargo de elección concreto,
aquí se trataba de posicionar la necesidad de terminar la guerra, lo que
demanda un esfuerzo pedagógico y didáctico, que no fue desarrollado plenamente
por todos y todas. En muchos casos nos conformamos con ejercicios burocráticos
de unidad y grandes actos de convencidos, cocinándonos en “nuestra propia salsa”.
3.
Tan confiados estábamos en el triunfo del SÍ, que la
noticia de la pérdida nos tomó por sorpresa y sin Plan B, tal Cómo le sucedió a
los promotores del NO, pero que en nuestro caso es inaceptable que esto haya
sucedido, porque debemos actuar con un plan alterno, en todas las
circunstancias, para evitar en lo posible improvisaciones y actuaciones
emocionales o caprichosas, frente a una coyuntura tan difícil y compleja como
esta.
4.
A pesar de las múltiples lecciones que nos han dejado
experiencias pasadas, fuimos incapaces para construir una campaña unitaria y
coordinada, la campaña por SI, tampoco logró qué sectores de Defensores, trabajadores
e izquierdas, impulsáramos una acción concertada y unificada, que lograr
posicionar una imagen central y un logo o lema de la campaña, ni una coordinación
de agendas que permitiera al menos ampliar la cobertura escenarios donde no
habíamos llegado antes, en muchos casos repetimos esfuerzos publicitarios y
pedagógicos sobre una misma comunidad, descuidando otras.
5.
La campaña entre sectores de izquierda parecía más una
feria de vanidades y egós, una competencia por disputarse la simpatía de
convencidos, que no una la campaña para aprovechar el “momento histórico” como
se decía.
6.
Nuestra labor pedagógica y comunicativa fue dispersa y
no logró contrarrestar suficientemente los argumentos o pataletas rabiosas del NO,
todo ello reconociendo la creatividad y esfuerzo de nuestros y nuestras
comunicador@s.
7.
La mejor enseñanza de este proceso, es no confiar en
Juan Manuel Santos, por su hipocresía y actitud mezquina y ególatra, frente a la
construcción de la paz con todos y todas. Por supuesto tampoco confiar en una
eventual alianza de viejos compadres, como lo son Santos-Uribe, que con
seguridad afianzaran la impunidad, que pretenden las guerreristas élites de
nuestro país.
El plebiscito no es ni más
faltaba, la última batalla del movimiento Popular, democrático de este país,
tenemos que aprender las lecciones de cada momento para no repetir los yerros
en futuras batallas, como lo pueden ser: La defensa del cese bilateral al fuego,
la implementación amplia y democrática de los acuerdos de La Habana, La derrota
de la regresiva reforma tributaria, la revocatoria al mandato de Enrique Peñalosa,
la lucha contra el modelo capitalista y otras tantas batallas pendientes en la
construcción de la paz, la democracia y la justicia social
Persistir en la labor pedagógica
y el trabajo popular haciendo énfasis en desmontar el mensaje rabioso, cargado
de odio y venganza que promueven las elites y los grandes medios de comunicación,
procurando transmitir esperanza y optimismo sobre la construcción de la Paz
como un proceso, en el cual participamos todos y todas, lograr fundamentalmente
que esta labor se realice con jóvenes, a quiénes la violencia de tantos años,
les ha apagado o distorsionado la capacidad de soñar y perder la confianza en
su capacidad transformadora, los ha hecho perder la fe del derecho a la paz,
que se obtiene de la lucha cotidiana
Bogotá 5 de octubre de 2016
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