martes, 20 de febrero de 2018

DEMOCRACIA COLOMBIANA ENTRE LA APATÍA Y LA DESINFORMACIÓN



Alfonso Castillo


Militante del PCC.
Defensor de Derechos Humanos 


Al realizar el ejercicio de distribución de propaganda electoral en las calles, en favor de la lista decentes integrada por Román Vega a la cámara de Bogotá y Aída Avella al senado como cuota de la Unión patriótica en sus listas que respaldan la candidatura a la presidencia de Gustavo Petro, hemos encontrado varias situaciones que llaman la atención y sobre las cuales vale la pena alguna reflexión.

En general la gente recibe la publicidad en buena tónica e incluso algunos reaccionan positivamente al identificar a los candidatos como Aída o Román o Gustavo Petro, asociándolos con políticos vinculados desde hace años con las buenas prácticas y en favor de los intereses populares.

No obstante no deja de llamar la atención que algunas personas reaccionan con expresiones como a la m***** con los políticos o todos son ladrones y aún quién expresa no quiero saber nada de la política, incluso hay quienes con violencia rompen o arrugan la propaganda en expresión de desprecio, no necesariamente a los candidatos estos u otros, sino en general a los políticos. Otras personas al identificar que somos de izquierda nos señalan de “guerrilleros” creyendo que con ello nos ofenden, no sabiendo que ello, sólo nos reconforta.

Pero más allá de este cuadro descriptivo vale la pena intentar o aventurar algunas explicaciones a estas reacciones de la ciudadanía, la apatía o indiferencia de la gente se puede explicar por la idea que la que ella tiene de los políticos asociándolos en general con la corrupción, el clientelismo y la holgazanería, el ciudadano de a pie está harto de escuchar en las noticias, como la clase política, se roba la plata a montones y no les pasa nada, cuestión que tiene mucho fundamento por cuanto que en Colombia la clase política corrupta legisla y gobierna para favorecer a quienes acuden a la política como extensión de negocios familiares o personales.

Poco han ayudado las campañas contra la corrupción, que han impulsado algunos políticos, especialmente en el partido verde, pues estas campañas están diseñadas no de forma pedagógica que le permitan al ciudadano distinguir entre la política como necesidad de la democracia y ejercicio que puede ejercerse con decencia, estas campañas no han hecho cosa distinta, que crear el ambiente para asociar la política con un ejercicio de mafia y delincuencia. El efecto hoy de esas campañas, es una profunda apatía a la política y en especial a los políticos, que incluso afecta a quienes promovieron la campaña anticorrupcion y de la cual ya no dicen ni una palabra.

De otro lado, bueno señalar que esta apatía o indiferencia, también es expresión de rechazo a una forma rastrera de hacer política, en la que se usan la infamia, los ataques personales, el insulto y otras prácticas que terminan por hacer que la gente repudia la política o mejor al político. El problema de esta situación, es que se tergiversa el sentido de la democracia que se debe construir, estas prácticas, hay que decirlo con franqueza, ayudan a fomentar la abstención y/o la venta del voto, porque la gente trata de sacar algún provecho personal, de lo que la mayoría de políticos ofrece, que casi siempre es plata, comida y trago, y de esta manera se completa un círculo vicioso de corrupción, en el que al final se  vende el voto al mejor postor y el político corrupto se hace elegir para desde su cargo sacar el mejor provecho del puesto y desde allí robar y robar para recuperar la inversión del voto que compró.

Esta situación exige que desde los sectores democráticos se desarrolle una permanente formación política, que proporcione a los y las ciudadanas la información, sobre el papel que juega la participación política y cómo cada acto de abstención o de indiferencia, no hace otra cosa que abrir a los corruptos más campos de acción.

El pueblo es la mayoría y en una democracia se supone que es a él aquí le corresponde y tomar las decisiones del rumbo de la sociedad, el ciudadano tiene derecho a elegir con su voto, pero también a ejercer control político y aún, a revocar, al elegido, si no satisface las expectativas o no cumple el programa que presentó o en el ejercicio de la campaña electoral.

Nuestro país asiste a un momento histórico, nuestra participación hoy se juega la alternativa de terminar el conflicto armado o apostar por la construcción de la paz con justicia social y esto se hace con compromiso y estudiando la realidad social, no hacerlo es dejar el futuro de Colombia en las manos de quienes siempre lo han gobernado para enriquecerse, son ellos los que se inventaron el discurso el Castro chavismo comunista, son los que pagan personas para alentar la violencia contra candidatos y propuestas alternativas, porque siente que le disputan una larga trayectoria de privilegios políticos y económicos.

Es tiempo entonces de dejar la apatía y ponerse el traje de la paz, que se construye desde y con el pueblo y no con los políticos corruptos y violentos miembros de las elites que siempre han gobernado el país con mentiras y artimañas, valiéndose de los medios de los medios de comunicación, y de alguna manera de la desinformación que tiene la ciudadanía en General sobre la política y la historia del país.

Bogotá, 20 febrero de 2018.

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