Alfonso Castillo
defensor de derechos humanos
Desde hace
algunos meses y ante el creciente respaldo ciudadano y popular al nombre de
Gustavo Petro, como candidato presidencial en Colombia ha crecido también una
campaña de miedo y mentiras, adelantada por sectores políticos de los partidos
tradicionales, vinculados a red de corrupción y violencia, que ven - cómo hace
mucho tiempo no sucedía-, amenazados sus privilegios y poderes.
Una de las
tantas mentiras usada vez “Si Petro gana, nos volveremos como Venezuela”. Con
la cual se crea la ilusión que allá están muy mal y aquí estamos en un paraíso
o como si, con otros candidatos nuestro país se fuera a convertir en Suiza.
Estos sin negar por supuesto, que la situación del hermano país es difícil y
vive una crisis generada por el gobierno norteamericano y los poderes
capitalistas de ese país.
| foto: renovacionmagisterial.org |
Pero más allá
de la situación de Venezuela, que ojalá el pueblo consiente y en movilización
logre superar, transitando los canales democráticos y constitucionales allí
establecidos, lo cierto es que en nuestras clases gobernantes, están asustadas,
porque ven que el discurso de Gustavo Petro, está calando en sectores populares
a lo largo y ancho del país, como lo demuestran decenas de movilizaciones
populares en plazas públicas donde la gente asiste por miles, el discurso de
Gustavo Petro no tiene absolutamente nada que ver con una propuesta izquierda
radical, que pudiera significar una revolución en el país sea éste llega al
poder en la elecciones del próximo 27 de mayo, o eventualmente en una segunda
vuelta.
La propuesta
del candidato o Gustavo Petro, cala en la gente humilde, porque habla con
convicción y mostrando alternativas reales al menos a dos problemas; corrupción
y derechos sociales considerando entre estos la salud, educación gratuita y
recuperación del campo colombiano. Gustavo está recogiendo la inconformidad de
la gente que durante muchos años vio contenida su frustración y su rabia por
tanto descaro y falta de renovación de la clase política.
Lo que sucede
es que esta clase política que siempre han gobernado el país, nunca ha querido
pensar en la gente y sus problemas, decenas de años de abandono al campo, falta
de acueductos, explotación y responsable de los recursos naturales, negativa al
derecho a la educación gratuita y universal, entre otros derechos que se han
negado para mantener los privilegios de una clase de elitista, ex excluyente y
corrupta. Ahora cuando un candidato que no hace parte de las elites, lo está
promoviendo para superar la desigualdad, la pobreza y la violencia, las elites
se acobardan, tienen miedo, alientan mensajes intimidatorios,
mentirosos, y con una carga de polarización política, porque ven amenazados sus
históricos privilegios.
Gustavo Petro,
no es el Salvador del pueblo, pero su propuesta, sí es sí, la mejor alternativa
de avance, en este momento histórico que vive el país, cuando existe un acuerdo
de paz firmado entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, hace poco más de
un año, lo cual significó la dejación de armas de ese grupo y la construcción
de un proyecto político, que junto con el esfuerzo que se hace en el dialogo de
paz con el ejército de liberación nacional, dejar sentadas las bases, con las
cuales podría construirse alternativas serias para la superación de las causas
del conflicto armado en Colombia, que tanto sufrimiento y dolor, provocaron en general
a la sociedad y en particular a millones de víctimas de esta cruenta guerra.
La propuesta
de Gustavo Petro, se sustenta en el anhelo popular de invertir los recursos
económicos de la nación, privilegiando los derechos sociales, entre los cuales
claramente se establece un impulso y fortalecimiento al desarrollo rural, desarrollo
de la democracia, la gratuidad y universalización de la educación pública del
grado cero a la universidad, lucha efectiva contra la corrupción y los
corruptos, garantías de no repetición y derecho a la verdad, sin duda alguna,
son instrumentos efectivos para construir la paz que tanto se reclama y se
necesita en nuestro país. Y esto más allá de toda la propaganda de desprestigio
y estigmatización no es ni Castro chavismo, ni la revolución comunista, es
simplemente el camino de la transformación democrática tantas veces negadas por
nuestras clases dominantes.
Bogotá 23 de mayo 2018.
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