Con fuertes aplausos y risas senadores de partidos tradicionales, celebraron en el senado de la república la votación negativa de la propuesta de consulta popular, a ese coro se sumaron voceros de los gremios económicos, los editorialistas de los grandes medios de comunicación y los principales voceros de los partidos que hoy se agrupan en la denominada oposición al gobierno del cambio, y con esta celebración demostraron el profundo desprecio, para legislar en favor de los intereses del pueblo colombiano, o apoyar cualquier cambio o transformación democrática que pueda representar, la superación de las grandes dificultades a las que históricamente ellos han llevado a una parte importante de la población Colombiana.
De esta manera, y apelando a toda clase de artimañas, jugaditas y manipulación, orquestada por el presidente del senado Efraín Cepeda y ala senadora Angélica Lozano, como se evidenció en la votación del día miércoles 14 de mayo del 2025, celebraron por haber derrotado lo que era una mínima restitución de derechos para los trabajadores, alborozados y con el cinismo que les es propio, los senadores, de Cambio Radical, Centro Democrático, Partido Conservador, Colombia Justa y Libre, Mira, la U, Partido Liberal y ASI, para luego salir a celebrar burlándose por haber derrotado lo que era una mínima restitución de derechos para los trabajadores.
No cabe la menor, como siempre hoy las mayorías en el Senado de la República actúan en defensa de los intereses de los grandes grupos económicos, de las mafias de la corrupción, esta es la única conclusión a la que se puede llegar, si se observa con cuidado la manera en que sabotearon el debate de la propuesta de reforma laboral, presentada desde hace ya dos años por el gobierno del cambio en la cabeza de Gustavo Petro y Francia Márquez, se negaron a discutir el contenido de la reforma y prefirieron apelar a los micrófonos de los grandes medios que son y están al servicio de esos conglomerados económicos, para desde allí, tratar de manipular la opinión y negar lo que era su obligación, asumir el debate con responsabilidad en el congreso, como escenario de la “democracia” que ellos dicen defender, pero de la cual se burlan cada día, cuando de defender los intereses de sus jefes, los grupos económicos del país se trata.
Procediendo así, estos senadores, reiteraron el desprecio que tienen hacia las reformas y los cambios que benefician a la sociedad colombiana, mientras que al mismo tiempo, y sin ningún escrúpulo, vociferan cada vez que tienen la oportunidad de encontrarse frente a una cámara o un micrófono auto proclamándose, “defensores de la democracia y la constitución”, cuando en realidad y así queda demostrado, actúan en función de sus propios intereses o el interés de los poderosos grupos económicos que los promueven y financian cada cuatro años para hacerse elegir.
No obstante, cada vez queda más claro que esa manera de proceder, lo que deja en evidencia es el temor a la democracia popular, a la voz y decisión soberana del pueblo; haber negado la posibilidad de expresión popular en las urnas, no significa cosa distinta que olvidar, que la democracia directa es un derecho constitucional, se trataba ni más, ni menos, que permitir la participación del constituyente primario, al que justamente el congreso de la república se debe, y aunque ellos son un poder constituido, no deben olvidar que por encima de ellos está el poder Constituyente, que es el pueblo es soberano.
Ahora, corresponde a los trabajadores, a las organizaciones sociales, a los gremios de vendedores ambulantes, a las amas de casa, a los jóvenes, a los emprendedores y representantes de la economía popular, a los campesinos y campesinas, y en general, al poder popular, expresarse a través de distintas formas de movilización en calle, constituyendo los comités de defensa en la reformas sociales promovidas por el gobierno, fortalecer los procesos pedagógicos que permitan ampliar los ejercicios de explicación del carácter profundo de la reformas y los derechos a una vida digna.
El balón está en el campo de juego del pueblo Colombiano, el gobierno hizo su tarea, acudió a los canales democráticos establecidos en la Constitución y se enfrentó, a unos senadores indolentes, al servicio de maquinarias y poderes mafiosos, que dan la espalda a las necesidades del pueblo.
Es la hora de batallar sin vacilaciones, organizar y movilizar es la tarea del momento, sacar adelante las reformas y preparar las condiciones para que en las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales, el proyecto del cambio tenga las continuidades que permitan profundizar esas transformaciones y avanzar en la conquista de la paz, la justicia social y la dignidad del pueblo Colombiano.
Bogotá 16 de mayo de 2025

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