Defensor de Derechos Humanos
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Cada día en el país es menos difícil explicarles a las
comunidades que existen razones suficientes para impulsar una fuerte y
combativa movilización popular. En primer lugar está el alza generalizada de
los alimentos, está disfrazada en un debate entablado entre FENALCO y el ministro
de agricultura, en el que unos y otros se responsabilizan por esta crisis que
finalmente sólo perjudica el pueblo colombiano.
En segundo lugar toda la crisis generada por la escasez de agua,
aparentemente por el fenómeno del niño, pero que seguramente también se explica
porque ella está siendo acaparada y usada por los grandes gremios económicos,
en espacial para la explotación minera. Por esta razón las élites impulsan una
política de ahorro del agua, mientras hay más de 350 municipios en el país afectado
racionamiento de agua. En todo caso falta información suficiente para que las
comunidades entiendan esta complejidad, mientras el gobierno permite que las
grandes transnacionales especialmente las vinculadas a la minería o a la
producción agroindustrial, tomen medidas reales que permitan solucionar el
abastecimiento de agua a las comunidades, y comprometa al gobierno con
soluciones reales para la construcción de acueductos en todo el territorio
nacional.
En tercer lugar la crisis de los precios del petróleo, frente a
la cual las comunidades no se explican porque ante la baja de los precios, que
actualmente se sitúa en unos 25 – 30 dólares el barril, la disminución del
precio del valor de los combustibles en nuestro país al contrario sigue aumentando, y consecuentemente aumentan los
precios de los transportes, como recientemente ha sucedido en Bogotá con el
aumento el valor de la tarifa de Transmilenio.
En cuarto lugar, el ambiente que se viene generando para justificar
el aumento de los impuestos con un anuncio de reforma estructural del gobierno
que solamente está orientada a aumentar
la carga tributaria a los trabajadores y los sectores populares, mientras se
favorece los intereses de los grandes grupos económicos y no se afecta el
patrimonio de los poderosos de este país.
En quinto lugar, la manipulación que el gobierno nacional y medios
de comunicación viene haciendo del proceso de refrendación de los acuerdos de La
Habana, alejando al pueblo colombiano de la participación en las reformas
institucionales que necesita con urgencia el país para aclimatar la paz
duradera y estable.
Sexto también para el caso de Bogotá, existen decenas de
razones que facilitan y propician la organización y la movilización de las
comunidades en defensa de los programas sociales establecidos en los últimos
años, así como la protección del medio ambiente, Igualmente la exigencia para
que se impulse con más celeridad la construcción de la primera línea de metro, según
los diseños ya aprobados, el mejoramiento del sistema de transporte que fue una
de las promesas que se hicieron y como ya se ha visto nada hay en desarrollo de
esto, igualmente es necesario oponer una fuerte resistencia ciudadana a la pretensión
de vender la ETB, con el argumento falaz, de ser una empresa que nos es
rentable, cuando en realidad se trata de la empresa de telecomunicaciones mas
solida del país, la cual aporta
presupuesto de inversión para la ciudad.
Séptimo, como si fuese poco
los recientes escándalos de corrupción a las más altos esferas del
Estado colombiano dejan la preocupación ante la ciudadanía de la necesidad de impulsar transformaciones a
fondo que renueven el compromiso ético de los gobernantes con su pueblo, los
más recientes escándalos que comprometen tanto la fiscalía, a la defensoría del
pueblo, a las Cortes constitucional y suprema, como la Policía Nacional y la fuerza pública. En
general frente a estas prácticas delictivas, urge una importante movilización
del pueblo colombiano en Procura de transformaciones a partir procesos constituyentes que permitan la
edificación de una nueva sociedad y un nuevo estado consecuente con la paz la justicia social la
democracia y el bien común.
Estas son algunas de las razones que justifican al pueblo
colombiano empieza a preparar de forma
organizada y coordinada la realización de un paro nacional que convoca los más
diversos sectores de la sociedad colombiana para llamar la atención de las
autoridades nacionales, así como de la comunidad internacional, sobre la
necesidad de transformaciones verdaderas en la estructura social-económica y
política del país, Sí de lo que se trata es de construir una paz duradera y
estable, este paro debe tener una contundente expresión de la calle, con la
gente en la lucha movilizándose, expresando su inconformidad y planteando
alternativas de gobernabilidad populares
y democráticas, así pues no existe ninguna razón que niegue la necesidad de impulsar el paro
nacional el cual tiene su primera
convocatoria el próximo 17 de marzo en todo el país.
Bogota 5 de marzo de 2016


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