No deja de ser preocupante la
reiterada respuesta del gobierno Colombiano frente al asesinato de líderes y
lideresas Sociales, que en el último año ha segado la vida a cerca de 130 colombianas y colombianos, para que se
señale que ellas no corresponden a un “Patrón
Sistemático”, así lo dijo el Presidente Santos el 19 de octubre de 2017 y
también lo había dicho el Vicepresidente Oscar Naranjo en varias oportunidades
y lo ha indicado Guillermo Rivera Consejero Presidencial para los Derechos
Humanos. De conjunto estas respuestas ya son un patrón sistemático, de irresponsabilidad y falta de compromiso del
gobierno para proteger la vida y la integridad de luchadores populares en el
país.
Lo curioso de esta frase de cajón,
es que se trata de la misma respuesta simplona, que los funcionarios de la
época, dieron frente a centenares de asesinatos de militantes de la Unión
Patriótica que entre 1985 y 1995 significo el asesinato de más de 3000 muertes
de afiliados y simpatizantes de este proyecto político alternativo.
Más allá de este patrón sistemático
de respuesta del Estado Colombiano ante la muerte selectiva de opositores
políticos, vale la pena señalar que el gobierno NO tiene razón, y más bien, se trata de un argumento que evidencia
al menos una “complicidad” con los criminales y demuestra la connivencia del
Estado con esta práctica sistemática de impunidad.
Existen y es muy evidente el Patrón
Sistemático de la ola criminal:
·
Los asesinados son Líderes Sociales y Defensores de Derechos Humanos asociados con la defensa del proceso de paz.
·
En la mayoría de casos se trata de crímenes
perpetrados en zonas de alta Intensidad del conflicto, ahora en disputa
territorial.
·
Los asesinatos han correspondido a un patrón
sistemático, de temas que se ponen a jugar en determinados momentos: Despojo de
tierras, cultivos de usos ilícitos, dejación de armas de las insurgencias,
posicionamiento de Xo Y banda paramilitar. Etc.
·
Lo que el gobierno no quiere ver o intenta ocultar, –da
igual– es que los asesinatos del último año, están DIRIGIDOS a hacer fracasar
el proceso de la implementación de los acuerdos, iniciado con las FARC hace un
año y a desalentar el proceso de dialogo que actualmente se adelanta con el ELN
hace algunos meses. Ese discursito es
favorable a quienes intentan hacer “AÑICOS” el acuerdo de paz.
Resulta inaceptable el argumento
del gobierno, que en lugar de evadir su responsabilidad con la prevención y
protección de la vida e integridad de los integrantes de organizaciones Sociales
y opositores Políticos, debería hacer mayores y mejores esfuerzos para
desmontar las estructuras paramilitares, que cada vez actúan con mayor
impunidad.
El gobierno debe eso sí, hacer
mayor compromiso por eliminar definitivamente el discurso contra insurgente que
está bien arraigado en la práctica de las Fuerzas Militares. Lo
consecuente con la paz, es disminuir el
presupuesto para las Fuerzas Militares, desmontar el aparato criminal del ESMAD
y promover un debate Nacional sobre el
tipo de FFAA que el país requiere para la paz, hace falta que el gobierno
empiece a desmilitarizar la sociedad y
el discurso.
Señor Santos, las comunidades en el
país, no necesitan más pie de fuerza para enfrentar los problemas de
inseguridad, se requiere en muchos casos, mayor inversión social para la paz,
más presupuesto para el desarrollo rural, y se requiere en ultimas que el
gobierno cumpla con el acuerdo de paz, firmado el 23 de Noviembre de 2016 en el
Teatro Colon.
Bogotá, 24 de octubre de 2017.

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