Alfonso Castillo
Militante Comunista
Comité distrital del Partido
Comunista Colombiano
Regional Mario Upegui  Hurtado
Quiero a través de esta breve
reflexión, compartir algunas preocupaciones que me asisten por estos días en
torno a lo que algunos camaradas llaman “los
problemas internos”, que no son pocos, ni sin importancia y obligan a una
franca discusión política-ideológica, entre los militantes del partido, con el
ánimo de superar una compleja realidad muy perjudicial para la vida partidaria,
como lo es que “La dirección del partido
va por un lado y la militancia por otro”. Es entonces claro que hay un problema de identidad.
Con bastante frecuencia se
escucha en reuniones partidarias, intervenciones categóricas sobre la crisis
organizativa e ideológica de nuestro partido, no obstante, siendo cierta tal
afirmación, el planteamiento se queda en reflexiones académicas y no logra
trascender la cotidianidad militante y en especial la vida partidaria desde
cada una de nuestras células. Partimos entonces por reconocer que lo que actualmente se vive en el partido
comunista en Bogotá es una crisis de carácter ideológico-orgánica, que por
supuesto tiene como responsable a la actual dirección política, pero qué tal
responsabilidad también es compartida a cada uno de los células y militantes
del partido.
Esta realidad nos obliga entonces
a plantear una discusión franca y categórica tal y como acostumbran los comunistas
para enfrentar y buscar alternativas a problemas agudos, y en este caso
particular la crisis por la que se atraviesa, tiene múltiples artistas y seguramente
muchas fuentes que la generan y en este sentido muchas posibles rutas para
transitar en la vía de buscar las soluciones y alternativas al problema. Quisiera
entonces sugerir algunas preguntas que deben ser parte del debate colectivo y a
partir de cada una de nuestras células, comprometernos en la construcción de
alternativas para convertirnos de nuevo en el proyecto Revolucionario que la
sociedad colombiana requiere.
1.           
Tenemos la suficiente Claridad para reconocer lo
que hoy significa ser militante de un partido revolucionario y el desafío que
esto significa para una ciudad como Bogotá? Esta pregunta Entonces nos lleva a
la cuestión, si él sólo llamarnos comunistas, nos convierte en revolucionarios?
Más aún, ser parte de una célula tampoco resuelve la cuestión, ni mucho menos,
lo que se haya hecho en épocas pasadas, como sucede en muchos casos en el que
se pretende vivir de las gloriosas épocas en las que se desarrollaban acciones
audaces, para desafiar al gobierno y a sus políticas, pero ahora se persiste en
una actitud pasiva y contemplativa de los fenómenos que afectan a la comunidad.
La militancia comunista implica aceptar el reto de transformar la
realidad a partir de un análisis concreto de la situación que se vive, y a
partir de ello organizar a la gente afectada por esta situación y desde allí
formar una conciencia crítica, para impulsarla  movilización en torno a la reivindicaciones
construidas con los y las afectadas, y ganar en ese proceso las mejores
personas para el fortalecimiento de la lucha política y continuar el trabajo
desde nuevos escenarios que siempre están planteándose en una sociedad
capitalista y autoritaria como lo es la nuestra.
2.           
Hace falta evaluar hasta qué punto nuestra militancia desde una célula se
corresponde a los requerimientos que la coyuntura política exige? y como ésta
se corresponde con nuestro objetivo estratégico de la derrota del modelo
capitalista y la toma del poder para las transformaciones revolucionarias?
 Valga decir, si la célula donde militamos actúa como un escenario vivo
desde el cual se analiza la realidad y su entorno social, político, cultural,
económico, entre otros, y si a partir de ese análisis, se planifica
colectivamente el trabajo de cada militante en torno a la actividad de
organizar y movilizar las masas? En este punto es importante preguntarse Cuál
es el vínculo de la célula con el pueblo, sus problemas y sus luchas?
Valga decir, si la célula donde militamos actúa como un escenario vivo
desde el cual se analiza la realidad y su entorno social, político, cultural,
económico, entre otros, y si a partir de ese análisis, se planifica
colectivamente el trabajo de cada militante en torno a la actividad de
organizar y movilizar las masas? En este punto es importante preguntarse Cuál
es el vínculo de la célula con el pueblo, sus problemas y sus luchas?
3.           
Sobre los principios
leninistas de organización, vale empezar un ejercicio autocrítico, porque
pasa que muchas veces estamos pendiente de ver cómo se exige a otros militantes
su cumplimiento, pero no observamos hasta donde cada uno de nosotros y nosotras,
los cumple adecuadamente y más aún, conviene pensar en nuestro contexto, qué
tanto son prácticos estos o sí hace falta una revaluación de los mismos y
ponerlos en clave de posibilidades ciertas para su implementación y cumplimiento
cabal? Pero en todo caso hace falta que cada militante haga un ejercicio
práctico de apropiación de estas guías políticas para nuestro trabajo político.
4.           
Otro aspecto importante en la ruta de superación
de nuestra crisis ideológico-orgánica,  debe ser el fortalecimiento de la formación ideológica y política de cada
uno de nuestros militantes, para ello es necesario que las direcciones
políticas deben fortalecer la oferta educativa, que distinga a la educación
coyuntural y de masas, con la formación
filosófica y política. Esta última, es requisito indispensable para que
militantes comunistas puedan ser avalados para cargos de representación
electoral o gremial, así como para asumir responsabilidades al interior del
partido.
5.           
Compromiso militante no es otra cosa que tener actitud
y disposición para abrazar colectivamente la lucha en favor y con los oprimidos,
para ganar las transformaciones revolucionarias que la sociedad requiere. Hace falta
que esté compromiso que se asume como partido, sea entendido por cada militante
como el acatamiento de una “obligación” que
en todo caso es consciente y que no es otra cosa que el fiel cumplimiento y
respeto de del programa de lucha, la línea política y los estatutos, los cuales
hemos construido colectivamente en un ejercicio democrático, este acatamiento
es la forma en que se asumen nuestra práctica Revolucionaria de manera
sistemática lo cual no suponen ningún caso abandono de una postura crítica. La militancia
en el partido comunista es un escenario de debate y construcción colectiva, no
obstante hay unos principios que no pueden perderse de perspectiva, discutimos
nuestro proyecto y una vez aprobado, salimos a desarrollarlo conjuntamente, sin
vacilación o consideraciones particulares o interpretaciones parciales.
6.           
Otro aspecto de nuestra preocupación, es el abandono del principio de la dirección
colectiva, lo cual ha favorecido el individualismo y en todo caso ha dejado
el desarrollo de nuestras tareas y prioridades, en el escenario del activismo,
la improvisación y aun, facilitando comportamientos oportunistas entre nosotros
y nosotras.
            Lo gravé de esta práctica, es que al final el
partido se desdibuja políticamente por el actuar errático de sus integrantes y
en muchas ocasiones sumergen al partido en discusiones internas e improductivas,
restando espacio y tiempo a lo verdaderamente importante, la conducción política de la lucha de masas. El abandono del principio de la dirección colectiva es lo que ha
llevado a la mala práctica militante de creer que las organizaciones gremiales
donde decimos o tenemos incidencia, o las posiciones políticas obtenidas con el
esfuerzo colectivo terminan convertidas en patrimonios particulares e
individuales, lo que ha llevado a forjar caudillismos, que son malsanos
para nuestro espíritu revolucionario.
8.           
Se ha perdido la mística revolucionario o el
fervor revolucionario? Es lo que se dice generalmente y seguramente la
respuesta a este interrogante es muy compleja, pero en todo caso conviene que
de cuando en cuando, nos hagamos la pregunta, para resignificar nuestro
compromiso como revolucionarios y como este compromiso es consecuente con
nuestras prácticas y nuestras luchas. Es entonces importante que tengamos
presente que el espíritu revolucionario
sigue siendo hoy por hoy, mantener la capacidad de disponer nuestra lucha para
ser capaces de derrotar el capitalismo, cada vez más voraz y cada vez más ávido
de quitar las pocas conquistas alcanzadas por la lucha de los pueblos
históricamente.
9.           
En Todo caso es importante que en medio de esta
reflexión, recordemos que como parte de nuestro ejercicio revolucionario, debemos
plantearnos el debate por la necesaria
renovación en nuestro partido, ahora bien, esta renovación no está limitada
a la necesaria y a importante relevo generacional que tanta falta nos está
haciendo. La renovación también debe suponer, una revisión por nuestro discurso, nuestros métodos de trabajo,
nuestras prácticas y sobre todo la necesidad de apropiar de manera más adecuada
los desarrollos políticos e ideológicos que impliquen la adaptación frente
a fenómenos y cambios de actitud, como por ejemplo, la necesidad de superar el
patriarcalismo al interior de nuestro partido o la necesidad de saber conjugar
la relación entre partido y movimiento social, todo lo anterior sin descuidar,
ni perder de perspectiva que frente al capitalismo, una guía para nuestra acción
es la vitalización de nuestra práctica desde una perspectiva de la lucha de
clases.
Bogotá 15 de noviembre de 2018
 
  
 
 
 
 
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