El
problema agrario en Colombia: 60 años de conflicto armado y el papel de los
movimientos sociales en el logro de la paz.
Por: Alfonso
Castillo Garzón
Defensor de
Derechos Humanos
Causas y
surgimiento de la lucha armada en Colombia.
El país completa 60 años de conflicto social
armado, inicia con el asesinato el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán el 9 de
abril de 1948, tras este hecho,
originado en la decisión de las clases dominantes colombianas de
cerrarle el camino a opciones políticas distintas que planteaban alternativas
populares, que proponían incorporar cambios sociales y económicos en la forma
de conducir el país, vino un largo y
doloroso conflicto social y armado, que tuvo su primera expresión en la
denominada violencia liberal-conservadora, y en la cual fueron asesinados más
de 300.000 colombianos, y desplazados millones de campesinos de las zonas
planas, de los departamentos del Valle del Cauca, Tolima Grande, Llanos
Orientales, sabanas de la Costa Atlántica. Violencia que se impuso por los
sectores más reaccionarios vinculados a
terratenientes y oligarquías asociadas a sectores industriales norteamericanos,
promovieron esta, para apropiarse de millones de hectáreas las cuales destinaron
al desarrollo de proyectos agroindustriales mecanizados, para el cultivo de la
caña de azúcar, el arroz, el sorgo, el algodón, productos requeridos en gran
volumen por la gran industria norteamericana de la post guerra.
Después de este periodo sobrevino en el país un
“acuerdo” desarrollado por las élites que habían promovido la violencia para
crear un modelo “democrático” conocido como el Frente Nacional, el cual
significó el acuerdo en la alternancia del poder y la repartición paritaria de
los cargos públicos del Estado Colombiano entre el partido liberal y
conservador, que significó exclusión política, y el desarrollo de un modelo
económico qué privilegio el apoyo al sector agroindustrial y terrateniente
dejando de lado el apoyo a los pequeños y medianos productores agrícolas del
país, mientras se mantenía el modelo represivo en campos y ciudades.
En este
marco, que facilito y promovió el despojo de tierras de campesinos, que
habían cumplido los acuerdos para la desmovilización de las guerrillas liberales
del llano, asesinando a los principales dirigentes de ese proceso, y el impulso
de un modelo militarista promovido por el gobierno de los Estados Unidos, con
el cual se promovía la tesis de la lucha contra el enemigo interno para
derrotar la influencia del comunismo internacional en Colombia, allí debe
ubicarse el surgimiento de la lucha armada a mediados de la década del 60,
cuando un sector del movimiento campesino, decide crear grupos de autodefensa,
para oponerse a esta política surgida de las clases dominantes y luchar por el
derecho el campesinado a poseer, usufructuar y desarrollar un modelo autónomo
de economía campesina, deciden crear las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia(FARC), en el año de 1964, posteriormente se crean también la guerrilla del Ejército de
Liberación Nacional (ELN 1965), el Ejército Popular de Liberación ( EPL 1967) y
la guerrilla urbana del M - 19 (1972), así como el surgimiento de otras
pequeñas expresiones guerrilleras, asociadas al movimiento indígena, estudiantil
y obrero.
El
décadas 70 – 80 del desarrollo de la lucha armada y el movimiento social, al
modelo represivo estatal y paraestatal.
Tras el auge de las luchas guerrilleras
particularmente las vinculadas a la reivindicación de los sectores campesinos, el
país asistió a un resurgimiento de los movimientos sociales particularmente el
estudiantil, el campesino, también el movimiento obrero, los pobladores urbanos
que buscaban tierras para dar solución a su derecho ala vivienda y en la década
del 80 un sinnúmero de movimientos comunitarios que reivindicaban y exigían del
estado colombiano solución a graves problemáticas: vías públicas, servicios públicos, salud,
educación, inversión social.
Esta vitalización del movimiento social, en la
conflictividad y en todo caso de las luchas populares incluidas importantes
conquistas del movimiento indígena y el crecimiento a lo largo y ancho del país
de grupos insurgentes, encontraron como respuesta el Estado, una fuerte
criminalización y represión especialmente en regiones de influencia campesina,
pero también con el desarrollo del prácticas como la desaparición forzada, la
tortura y las detenciones arbitrarias, especialmente contra el movimiento
estudiantil, sindical y los sectores de
oposición política, especialmente simpatizantes
del movimiento 19 de abril, el Partido Comunista, y sectores políticos
influenciados por ELN y el EPL. Tal represión se intensificó después del
exitoso paro cívico nacional del año 1977.
El gobierno y las clases dominantes
respondieron a esta creciente ola de movilizaciones sociales y populares,
también con el desarrollo de un proyecto criminal paraestatal, que
posteriormente se dio a conocer como paramilitarismo, este proyecto criminal,
que tenía como tarea principal eliminar físicamente al movimiento social
popular (obrero, estudiantil y campesino) y a la oposición política, fue
potenciado y complementado, con el naciente fenómeno del narcotráfico, el cual
irrumpió una política colombiana, inyectando fuertes sumas de dinero, que
terminaron afectando toda la esfera del estado, la política e incluso sectores
sociales, aceitando toda la maquinaria de guerra, con el ánimo de controlar territorial y
políticamente amplias zonas del país para el desarrollo de los cultivos de uso
ilícito en primer lugar de la marihuana y posteriormente de la hoja de coca,
para la producción de cocaína.
Con este ambiente de militarización de la
sociedad, fuerte presencia de grupos paramilitares en distintas regiones del
país, que trajeron como primer resultado violaciones a los derechos
humanos, sobrevino el comienzo de la
desarticulación del movimiento social y popular. En último periodo de estas dos
décadas, hubo importantes movilizaciones, alentadas sin duda alguna por los procesos
de negociación y diálogos promovidos por la Coordinadora Nacional Guerrillera,
la cual integraban los movimientos insurgentes FARC - EP, ELN, EPL, M-19 entre
otros. De estos procesos, se destaca el surgimiento de movimientos políticos
como la Unión Patriótica, A luchar y el
Frente Popular, de conjunto el periodo culmina con una fuerte dinámica social y
popular reclamando profundas transformaciones sociales políticas y económicas y
logrando imponerle al Estado Colombiano la realización de una Asamblea Nacional
Constituyente la cual se realizó en el año de 1990.
Años
90, paz frustrada, narcotráfico, nueva constitución, agudización y
desnaturalización del conflicto y crisis humanitaria.
Los 90 inician con la sensación de no haber
aprovechado en la década anterior las oportunidades que hubo para dar por
terminado el conflicto armado, al tiempo que se abren nuevas esperanzas con la
consolidación de un movimiento que dio vida a la convocatoria de una asamblea
nacional constituyente, la cual culminó con la aprobación de la Constitución
Política de 1991, la que fue bautizada como la constitución de la paz, sin
embargo, y considerando que este instrumento fue un importante avance en
materia de reconocimiento de los derechos humanos y sociales del pueblo
Colombiano, también hizo importantes concesiones al desarrollo de una política
económica neoliberal, al tiempo que no fue capaz de diseñar mecanismos eficaces
y eficientes para contener el ascenso del narcotráfico que para la época ya
habia permeado todo el aparato del estado especialmente las prácticas
políticas, acentuando la corrupción, clientelismo y mafias.
Así, rápidamente el entusiasmo por el impulso e
implementación de la Constitución Política del 91, se fue convirtiendo en el
escenario propicio para que se impusiera, el modelo económico neoliberal, que
trajo como consecuencia inmediata, el desmonte del estado social de derecho y
abrió el camino, para que en el campo Colombiano se intensificará el conflicto,
en una disputa territorial entre mafias del narcotráfico, grupos paramilitares,
fuerza pública y grupos insurgentes, en tal confrontación sólo perdieron las
organizaciones campesinas, el proyecto economía campesina y por supuesto la
producción de alimentos para el país. El resultado inmediato, millones de
desplazados que tuvieron huir a las grandes ciudades, en busca de refugio, el
cual no encontraron porque el estado fue incapaz de atender la grave crisis
humanitaria, que aún hoy continúa.
El conflicto armado Colombiano, sirvió como
excusa perfecta, para que las clases dominantes Colombianas, en asocio con las
trasnacionales de la minería, sector energético, de alimentos y el sector
financiero, desarrollarán un proyecto de despojo en amplias regiones del país,
para apropiarse de territorios enteros, en los cuales existen enormes riquezas
naturales, especialmente recursos minero energéticos, como, carbón, gas, oro,
petróleo, e incluso de amplias regiones cultivadas con Palma aceitera, o
maderables, hasta zonas productoras de agua requerida para la explotación
petrolera y aurífera, pero también para la generación eléctrica y producción de
agua potable.
El desarrollo de este proyecto criminal, se
facilitó dado que el proyecto
paramilitar, había sembrado de terror y miedo a amplios sectores de la sociedad
colombiana, ante lo cual el Estado
Colombiano, guardó silencio, fue cómplice y facilitador para el desarrollo y
agudización del conflicto, que para este periodo, ya a se catalogaba como grave
crisis humanitaria.
Siglo
XXI Autoritarismo y crisis del modelo político – económico – social.
Las clases dominantes, ante las exigencias del
gobierno en los Estados Unidos, de profundizar la guerra contra el
narcotráfico, aprovecharon los recursos provenientes de este país, para crear
un ambiente nacional que demonizo la lucha insurgente, a asociaba toda lucha
social por la exigencia del cumplimiento los derechos humanos y a la garantía
de mínimos derechos sociales consagrados en la Constitución Política, como
proclives al terrorismo y la lucha guerrillera. Fueron los tiempos de el
embrujo autoritario, de la seguridad democrática, de la legalización e
impunidad, a los crímenes cometidos por los agentes estatales y el proyecto
paramilitar, pero también, fueron los periodos de la legalización del despojo
de seis millones de hectáreas, usurpadas a campesinos pobres a lo largo y ancho
del país, fueron los tiempos del desarrollo intensivo del modelo de minería a
cielo abierto por la explotación de los recursos minero energéticos, sin el
mínimo respeto por el medio ambiente y las comunidades que alrededor de ellos vivían.
Al mismo tiempo, paramilitarismo y
narcotráfico, hicieron presencia abierta en amplios sectores del aparato el
Estado Colombiano, incluido el Congreso de la República, la Rama
Jurisdiccional, y por supuesto la Rama Ejecutiva, gobernaciones, alcaldías,
concejos, asambleas e incluso la casa de
Nariño. Se desconoció la existencia el conflicto, también se negó la existencia
de las víctimas del mismo, se promovió la violación de los derechos humanos,
por parte de la fuerza pública, chuzadas, e interceptaciones ilegales de las
comunicaciones, desapariciones forzadas, criminalización de la protesta social,
montajes judiciales y detenciones arbitrarias contra líderes sociales y
opositores políticos, desplazamiento forzado, ejecuciones extrajudiciales y
particularmente la práctica conocida popularmente como falsos positivos, fueron
sistemáticas durante ocho años del gobierno autoritario. Por supuesto ni el
tema de la paz, ni posibilidades para que el movimiento social y popular
desarrollará su actividad en procura de las transformaciones sociales,
políticas y económicas que demandaba el conjunto de la sociedad Colombiana,
tuvieron cabida en este periodo.
Tiempos
presentes: un nuevo esfuerzo por la paz.
Hoy a 60
años de conflicto armado, y múltiples
conflictos sociales, culturales y políticos, ante un estado y prácticas
políticas en crisis total de credibilidad, se han abierto nuevas posibilidades
para la construcción de caminos de solución al conflicto armado a través del
diálogo, en esta ocasión y desde el año 2012 con la guerrilla de las FARC-EP, a
través de un acuerdo que se ha propuesto para
la discusión de seis puntos para la terminación del conflicto armado,
sin embargo éste proceso requiere la continuidad del mismo en medio de la
declaratoria de cese bilateral del fuego, que el gobierno se ha negado a
declarar, a pesar de que la guerrilla de las FARC- EP lo ha hecho en tres oportunidades durante el
periodo de diálogos. Igualmente se requiere la vinculación de las guerrillas
del Ejército de Liberación Nacional y el Ejército Popular de Liberación. Así,
mismo es necesario que el gobierno de Juan Manuel Santos, procure desarrollar
una política que permita el desmonte los grupos paramilitares que siguen
actuando a sus anchas en todo el territorio nacional.
Papel
de los movimientos sociales: Paz con justicia social, organización,
concientización, movilización y poder local.
Finalmente, es necesario reiterar, no sin dejar de saludar la importancia del
proceso de diálogos que actualmente se adelantan en la Habana Cuba, y de los
acuerdos parciales obtenidos hasta la fecha, especialmente en el desarrollo del
primer punto del agenda sobre la solución a la problemática agraria del país,
así como, los acuerdos logrados en el
tema de participación política y de cultivos de uso ilícito, es necesario que
el movimiento social y popular, profundice su compromiso con el respaldo al
proceso de diálogos, exigiendo que estos se desarrollen con el conjunto el
movimiento insurgente, así como la exigencia para que los mismos se adelanten
bajo la condición de cese bilateral de fuegos y hostilidades. Igualmente, el
movimiento social y popular tiene el desafío de construir una agenda de diálogo
con el gobierno nacional para discutir y encontrar alternativas de solución a
graves problemáticas que vive la sociedad Colombiana, particularmente relacionados con el modelo
desarrollo económico, que permita la construcción de un modelo social, y
económico incluyente, también es necesario exigir la renegociación de los
Tratados de Libre Comercio, el impulso de un proyecto de nación soberana y
autónoma. El compromiso del estado Colombiano por el respeto pleno a los
derechos humanos y el desarrollo de una política pública que garantice para las
víctimas del conflicto armado, verdad, justicia, reparación integral, garantías
de no repetición y desmonte de la impunidad reinante.
Esta pretensión, tiene como fundamento, el
resurgimiento el movimiento social que desde el año 2010 ha tomado como bandera
fundamental la movilización social y
política, en este sentido en este periodo de los últimos cuatro años, han sido
importante las movilizaciones del campesinado Colombiano que en varia
oportunidades han realizado gigantescas actividades políticas, tanto en Bogotá, como en diversas capitales
del país, protagonizaron un gigantesco paro agrario y popular en los meses de
agosto y septiembre del año 2013, lo que ha consolidado una importante
coordinación con diversas organizaciones de los sectores campesinos, afro
descendientes, indígenas y populares.
Igualmente han sido importantes las
movilizaciones del estudiantado Colombiano que han recobrado la esperanza y la
lucha de diferentes sectores. También se destaca movilizaciones de las mujeres
que han exigido en las calles y a través de una intensa agenda política, poner
fin al conflicto armado. Se ha movilizado de la misma manera el movimiento
indígena, sectores sociales y populares que demandan transformaciones
económicas y solución a graves problemáticas, de vías públicas, servicios
públicos, restablecimiento de los derechos de las víctimas, protección al medio
ambiente, problemáticas estas, que en
todo caso denuncian el abandono el estado Colombiano, y dejan en evidencia que
el país real, contrasta con el discurso
oficial del gobierno, Colombia hoy no es, ni es más moderno, ni más seguro, ni
más equitativo. Este país sólo será posible con la construcción de un
movimiento unitario del movimiento social y popular del país, con la
contundencia y la fuerza necesarias, para terminar el conflicto armado, y afrontar
desde una perspectiva democrática y popular la solución a los graves conflictos
sociales y económicos, que históricamente han atravesado la sociedad
Colombiana, y que han negado el derecho al pueblo de vivir en paz, con justicia
social y desarrollo pleno de la
democracia moderna y participativa.
Bogotá, Mayo 30 de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
POR FAVOR ENVIAME TUS COMENTARIOS