miércoles, 5 de marzo de 2025

Urgente, pero concertada transición energética, integral con perspectiva de género y territorial


Alfonso Castillo

Defensor de los Derechos Humanos

La exitosa e histórica realización de la COP16 celebrada en Cali entre el 21 de octubre y el 2 de noviembre del 2024, reiteró la urgente necesidad de adoptar medidas drásticas en distintos aspectos, para enfrentar la crisis climática y en especial para proteger la existencia de la raza humana, gravemente amenazada por el consumismo capitalista y el uso incontrolado de combustibles fósiles. 

En este sentido, el gobierno progresista y democrático liderado por Gustavo Petro y el pacto histórico, ha planteado con mucha insistencia en la descarbonización de la economía, al mismo tiempo que se establece un plan de crecimiento económico, Convocando para ello a una revolución social Mundial contra el modelo de desarrollo económico.


No obstante la urgencia de implementar la transición energética, no se puede desconocer el contexto, ni la realidad social, ambiental y política que tiene el país. Por lo cual al hablar de transición energética debe plantearse que ella debe impulsarse mediante un plan gradual, que esta sea integral e incorpore los enfoques de género, territorio y sostenibilidad, Variables necesarias para garantizar el éxito de esta transición sin generar mayores traumatismos en materia de crecimiento económica, empleo y acceso en mayor cobertura al  al derecho, al abastecimiento de agua potable y fuentes de energía, Garantizando que estos servicios sean a menores costos de los que hoy tiene que pagar la población Y por supuesto permitiendo ampliar la cobertura de los mismos en amplios territorios que hoy por razones del modelo económico de negocio no permiten que una importante capa de la población acceda a estos derechos. 


Esta realidad es la que debe tener en cuenta que hoy el país tiene una dependencia económica muy grande en materia de recursos minero - energéticos, Y por tanto cualquier transición, debe crear las bases para el desarrollo de nuevas actividades económicas que suplan el vacío que se generaría al suprimir el uso de combustibles fósiles y la economía carbonizada.  Así mismo, es importante reconocer que hoy esas fuentes de energía necesitan nuevas alternativas tanto para la industria, como para el consumo cotidiano, Por tanto la transición debe ser un proceso que requiere tanto las acciones pedagógicas para comprender la necesidad de su transformación así como las previsiones económicas que no generen las dificultades por la ausencia de esos importantes recursos que hoy ellas aportan al presupuesto de la nación. 


Igualmente esta transición debe tener en cuenta aspectos como la generación de mano de obra que para el sector energético hoy representa una fuente importante número de empleos proporcionados mientras que con el uso de energías no convencionales se requieren menos mano de obra, lo que implicaría la implementación de planes de choque, que permitan, no generar traumatismos que la postre se convierten en un grave problema social y económico. Ahora bien estas fuentes de empleo deben garantizar el empleo digno y la diversificación que pasa por la necesaria capacitación a la mano de obra actualmente empleada en la industria de los hidrocarburos para que ellos y ellas sean los primeros beneficiarios de una alternativa laboral y económica sustentable. 


No menos importante, será tener en cuenta que hay una realidad territorial que hizo que en muchas comunidades, se crearán dependencias económicas absolutas, alrededor de las industrias de hidrocarburos y generación de recursos minero energéticos, por tanto terminar con estas, debe permitir en ejercicios participativos, deliberantes y decisorios que las comunidades construyan a partir de sus propias experiencias y potencialidades del territorio, alternativas de desarrollo socioeconómico, lo cual debe lograrse mediante estrategias de diálogo y concertación, para salirle al paso a la repetición de experiencias negativas, vividas en épocas de explotación de los recursos minero energéticos, y que terminaron convirtiendo a estos territorios en transitorios paraísos que después de culminada la bonanza de la explotación del recurso quedaron sumergidos en la miseria la pobreza y con una grave problemática social. 


No menos importante es tener en cuenta que la transición energética que se debe construir debe considerar de manera prioritaria la participación de las mujeres así como el sector de las diversidades y las minorías étnicas en el diseño de alternativas que permitan superar, la discriminación y la falta de oportunidades que impuso una sociedad patriarcal que excluyó a las mujeres, en los territorios donde se explotaron los recursos minero energéticos, en las primeras víctimas de la discriminación coman la pobreza y otros flagelos sociales asociados a esta. Es necesario que se empodere a los colectivos de mujeres y a las mujeres de las comunidades para que ellas sean beneficiarias de programas de reconversión laboral, formación para el desarrollo sostenible y la operación y manejo de las denominadas “energías sustentables”


Así la transición energética que requiere el país debe ser asumida como un proceso de transformación gradual incluyendo un fuerte componente de participación de las comunidades y los trabajadores de la industria de hidrocarburos y energética así como en las comunidades, en donde se ha desarrollado en la industria pero también en las que se proyectan impulsar proyectos de energías limpias, para construir con ellas planes, para el desarrollo social y comunitario así como para la sustentabilidad de los procesos de transición. 


Al mismo tiempo, este proceso de transición energética debe integrar distintas políticas como lo son fortalecer la política de reforma agraria que permita la recuperación de la producción de alimentos, garantizando la propiedad de la tierra a los campesinos que la trabajan, habilitando programas de sustentación de precios y apoyo para la producción agrícola. La transición energética, sólo será posible igualmente si se incorporan los planes de protección al medio ambiente que pasan por el impulso de agresivos programas de reforestación y conservación de los recursos naturales y la biodiversidad. No menos importante es permitir esta transición en el marco de un país que supere la violencia histórica, por ello el logro de la paz total como una política que aleje el uso de las armas de la política, al mismo tiempo que brinde plenas garantías para la integridad, la vida y el desarrollo autónomo en las comunidades.


Finalmente y no menos importante, esta transición energética integral debe surgir de un fortalecimiento de los procesos organizativos de las comunidades, qué exijan en primer lugar que esta transición energética sea financiada con las utilidades de la actual industria de hidrocarburos,  que ella no termine beneficiando a sectores particulares y en todo caso que las tarifas y el acceso a esas energías renovables, tenga en cuenta las comunidades, como primeros socios del desarrollo y operación de las empresas de energía renovable y qué se amplíen las coberturas a zonas y territorios, donde estas fuentes puedan llevar soluciones a las comunidades que hoy el modelo capitalista, no les ha brindado la oportunidad del desarrollo.


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